Imagen creada por Fracisco Javier Nevado Gómez, profesor de SEK-Alborán

A la hora de abordar la transición desde un plan de estudios basado en el libro de texto como eje central a lo que algunos denominan «libros digitales» o currículum digital, muchos desconocen que se están refiriendo ni más ni menos que al tradicional Blended Learning revisado a la luz de las nuevas posibilidades que nos ofrece la tecnología en el aula: combinar clases presenciales con contenidos y actividades online que bien diseñadas, deben ofrecer una experiencia de aprendizaje personalizada.

A nadie se le escapa que  la peor aproximación que puede darse – y la más frecuente – es la de sustituir el libro de texto por contenidos digitales (muchas veces simples pdf) en una plataforma online a la que los alumnos acceden de forma secuencial y uniforme: una imagen calcada a la del tristemente tradicional «abrid el libro por la página 50…»

Dejando a un lado consideraciones técnicas respecto al número de ordenadores, el ancho de banda suficiente para permitir a los alumnos acceder a los contenidos formativos o quién debe crearlos, hay dos aspectos cruciales para que esa transformación hacia el blended learning sea un éxito:

  • Permitir que los alumnos dejen de ser solamente consumidores y se conviertan en productores de contenidos digitales: Las actividades que diseñemos deben permitir a los alumnos crear, publicar, mezclar y compartir sus creaciones.
  • Abrir las paredes del aula y permitir la colaboración entre clases, comunidades y culturas. Las actividades en la plataforma LMS deben propiciar el trabajo colaborativo con el compañero de al lado y gracias a Internet, con alumnos de otros colegios o países. Se pueden diseñar clases simultáneas usando videoconferencia con otros centros, buscar información contactando con expertos… etc.

Compartir las producciones con compañeros y profesores, publicarlas en redes externas al colegio (teniendo en cuenta aspectos relativos a la privacidad y derechos de autor), recibir feedback y sentirse valorado, puede suponer un revulsivo en la implicación del alumno en su propio aprendizaje: Las actividades ya no sirven solo para aprobar, sino que al ser compartidas permiten al alumno esforzarse, demostrar su talento y tomar decisiones en función del público al que van dirigidas desarrollando aspectos tan importantes como aprender a aprender, encontrar su propia voz y crear con un propósito.

Si logramos esto, la plataforma LMS dejará de ser el centro del proceso de aprendizaje para convertirse en un elemento transformador de la propia experiencia: un lugar de encuentro virtual entre todos los miembros que forman la comunidad escolar, la escuela a un click en cualquier parte del mundo.


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.